1 de julio de 2013

Él

Me está esperando ahí de pie, estoy enfadada e intento mantener la compostura, pero ya a lo lejos veo que no seré capaz de mantenerlo por mucho tiempo. Lo arrollará todo a su paso con su a veces detestable aunque adorable sonrisa, sí es de esas que te derriten por dentro y no puedes hacer nada por evitarlo. Yo intento ponerme seria y le miro, mantengo la mirada pero él no aguanta y se le escapa una risa que se me contagia, le digo que va de verdad que no se ría, me promete que no se reirá pero es incapaz de de contenerse. Yo en el fondo también me quiero reír pero guardo las apariencias, así que pretendo seguir enfadada. Miro para otro lado para disimular la sonrisa que se me escapa ante lo ridícula que está resultando  la situación y es cuando él me agarra por la espalda e intenta hacer que le mire porque sabe que me estoy riendo. Me resisto, pero él tiene más fuerza que yo y acabo mirándole. Ahí sabe que lo tiene hecho, intenta un beso pero soy rápida y consigo evitarlo, a él le hace gracia así que me sigue el juego e insiste. Me hace cosquillas hasta que me duele la barriga de reírme tanto y tengo que suplicarle que pare porque no puedo respirar, entonces su mano sube desde si estómago hasta mi mandíbula, con suavidad. Se acerca a mi despacito, sabe que estoy perdida, que no tengo escapatoria y me besa. Presiona sus labios contra los míos y yo simplemente me abandono. A medida que su mano avanza jugando con mi pelo con la otra me empuja hacia él y yo le rodeo con mis brazos dejándome hacer.Entierro mis manos en su pelo, una de las mejores sensaciones que conozco, sé que él odia que le despeinen, pero eso solo lo hace aún más divertido. Me separo de él, apoyo la cabeza en su hombro y aspiro su olor, no conozco ningún perfume que sea capaz de comparársele. Me mira desde arriba, sonríe, me besa en la frente y simplemente me olvido de todo.

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